Adherida a la máquina a través de su columna vertebral y con sus terminales nerviosos fundidos en el metal, alimentaba a ése artificio con sus fluidos. La humanidad era tan sólo un recuerdo y los pocos sobrevivientes eran capturados para el experimento. En algún punto entre la vida y la muerte se encontraba Clara cuando se despertó reflejando el terror en su mirada y de inmediato supo que jamás saldría de allí.
Microrrelato seleccionado para antología: Microterrores.
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