
Aquel ser negro y nauseabundo se paseaba por las calles vacías de una ciudad abandonada. Su capa hecha jirones dejaba al pasar un rastro de humo denso y contaminante. Laura se escondió entre unos contenedores de basura del primer callejón que encontró. Sin aliento, se acurrucó cerrando con fuerza los ojos y comenzó a rezar, con el único deseo de que ese ser pasara de largo sin sentir su presencia. Lo había visto en otros. Cuando eran descubiertos, los devoraba en segundos y se llevaba sus almas. No tenía escapatoria, llevaba horas o tal vez días, no lo sabía, intentando encontrar una salida, pero todo su esfuerzo había sido en vano. Esa tierra hostil se encontraba plagada de aquellos seres oscuros traídos del inframundo. Cuando sus dedos largos y negros por la putrefacción conseguían tocarte, te desvanecías en el acto.
—Por favor, ayúdame. —La voz la sobresaltó, era un joven que se escondía entre unas cajas—. ¡Te lo ruego!
—Lo siento, no puedo ayudarte.
—¿Qué está pasando? ¿Qué son esas cosas? —Miraba ansioso a los lados—. ¿Dónde demonios estamos?
—No sé que son. Yo los llamo atrapa sueños. —Laura se preparó para seguir calle abajo—. Estamos al otro lado de la conciencia.
—¡Espera, no te vayas! —El chico la miró asustado—. Vi que les hacen a las personas. ¿Qué sabes de esas cosas? ¿Qué son?
—Son los que vienen a buscarte cuando no consigues despertar.
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He pasado en muchas ocasiones por aquí y creo que debo decirte que es fácil aficionarse a tus relatos cortos. Yo ya lo he hecho. Seguiré pasando a leerte. Bravo, Natalia.
Muchísimas gracias por tus palabras y por el apoyo. Tú opinión es muy importante, gracias por dedicarme un momento para leerme 🙏😘😘
Relatos que en unos pocos párrafos te llevan a un inmenso mundo…
Muchísimas gracias por tus palabras🙏❤️